Por otra parte, otras culturas poseen configuraciones mandálicas o mandaloides, frecuentemente con intención espiritual: la mandorla (almendra) del arte cristiano medieval, ciertos laberintos en el pavimento de las iglesias góticas, los rosetones de vitral en las mismas iglesias, las chacanas del mundo andino, los diagramas de los indios pueblo, etcétera.
El mandala como relajación
Dentro de las múltiples técnicas de relajación orientales, se encuentra la de pintar mandalas, los cuales son publicados en libros parecidos a los libros infantiles dedicados a pintar y colorear. En estos cuadernos o libros, viene el dibujo del mandala (líneas) y el resto en blanco dispuesto para colorear. Esta técnica de relajación no requiere ninguna disciplina expresa, como puede serlo en otras, ya que quien está haciéndolo lo colorea según sus gustos estéticos e imaginativos. La pueden realizar personas de cualquier edad, siendo además una actividad que fortalece la creatividad, aporta serenidad y contribuye a gestionar situaciones de ansiedad.
Nancy A. Curry y Tim Kaser (2005) realizaron un estudio en el que comprobaron que la elaboración de los mandalas eran efectivos para disminuir los niveles de ansiedad y estrés.
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